"Trataremos al Nacionalsocialismo desde
sus orígenes filosóficos someramente.
Empecemos por la
interpretación histórica de Hegel. Nosotros tenemos una ideología
que retoma puntos torales de los estudios del filósofo alemán Georg
Wilhelm Friedrich Hegel en cuanto a la dialéctica de las ideas.
Hegel, como muchos otros autores, estudio sobre todo el fenómeno de
los Estados y de la dinámica interna de estos y la forma en que se
relacionan con otros llegando a la notable conclusión de que los
Estados son producto de fuerzas que existen en el interior de los
pueblos y sus culturas, nosotros a eso le llamamos la Raza. Es
conocida su teoría sobre la dialéctica idealista y su fórmula
tesis-antítesis-síntesis, pero generalmente se le da un trato como
si estas ideas y antítesis flotaran el éter sin correspondencia con
la realidad práctica. Esto no podría ser más errado; Hegel fue un
historiador sistémico, veía en los entresijos de las crónicas un
sistema que apuntaba a la culminación última de los Estados como
englobados del proceso dialéctico de los pueblos, para Hegel la
historia culminaba en el Estado como ente colectivo (Que no
colectivista).
Hasta aquí llegamos con Hegel y
procedemos abordando a Friedrich Nietzsche, uno de los filósofos más
complejos y controversiales del mundillo filosófico. El retoma a
Hegel pero lo critica por su excesivo idealismo, para Nietzsche la
historia consistía en un enfrentamiento moral entre lo
dionisiaco-apolíneo y, en la dialéctica del amo y el esclavo,
apuesta, a diferencia de Hegel, por los valores del amo, del
conquistador, así pues, del Ario. Otro elemento que incluye
Nietzsche Garcías a sus estudios de Arthur Schopenhauer, es la
realidad como “voluntad y representación”, el hombre es quien a
través de su voluntad produce la realidad que le rodea gracias a su
voluntad de adquirir poder. Nietzsche abre la historia para aquel que
la desee tomar, para el intrépido y el osado, en breve, para el
“Sobre hombre” que no se doblega por la moral y costumbres de su
época y que la traspasa con el poder en bruto de su voluntad hacia
un nuevo estadio de la evolución. La historia para Nietzsche, por
otro lado, es cíclica, esto es, con épocas de auge y decadencia
siendo este último producto de la pérdida del amo de su voluntad
por dominar de forma asertiva.
Hablando de evolución, es conveniente
que ahora discurramos sobre el eminente biólogo inglés Charles
Darwin, padre de la teoría de la evolución. Darwin vio en la
naturaleza un sistema dinámico, en perpetuo movimiento y
auto-organizado por la competencia y la selección. Las especies
vienen y van, las que perduran son aquellas que se adaptan a las
circunstancias del medio para preservar su herencia genética y
legarla a las siguientes generaciones. La vida tiene una voluntad
interna por perpetuarse pese a los obstáculos, y lo hace de forma
automática, como si fuera un mandato interno o externo inapelable.
La existencia, por ende, es y busca la manera de garantizar esta
existencia hasta el final de los tiempos. ¿Por qué? El autor no nos
entrega una respuesta definitiva, sólo nos señala que las cosas son
así, porque así han sido y así serán. Otra cosa que anotar es que
Darwin, a diferencia de los ególatras en boga de esta sociedad de
pánfilos bien-pensantes, no apreciaba a la naturaleza como un
sistema en afable equilibrio homeostático, sino como una lucha
brutal a muerte por la preservación de la especie a toda costa, una
batalla eterna por la conquista en un mundo cruel que no reconoce el
derecho de nadie a existir como un imperativo categórico.
Después de esta somera relación de
los tres caudales que alimentan la cosmovisión Nacionalsocialista
queda aún establecer qué puede relacionarlos. La respuesta nos la
dan nuestros amigos los griegos, como casi la totalidad de los casos,
sobre todo en los pensadores pre-socráticos. Tendremos que
remontarnos hasta el eminente Heráclito de Éfeso, conocido como el
“Oscuro de Éfeso” no por la pigmentación de su piel sino por la
forma en que este gran hombre vio la vida y el logos y por como la
academia y los estudios tienen a esconderlo (Por algo será). Tanto
Hegel, como Nietzsche y Darwin tienen en su pensamiento un origen
común en Heráclito, lamentablemente no queda ningún legado escrito
por el pues su cultura era todavía eminentemente oral y sólo se le
conoce por referencias, sin embargo sirvan las siguientes citas como
prueba fehaciente de lo que afirmo:
-“En los mismos ríos entramos y no
entramos, (pues) somos y no somos (los mismos)”
-“La armonía invisible es mayor que
la armonía visible”.
-“Ni aun recorriendo todo camino
llegarás a encontrar los límites del alma; tan profundo logos
tienes”.
-“Siendo el logos común, casi todos
viven como si tuvieran un logos particular”.
-“Conviene saber que la guerra es
común a todas las cosas y que la justicia es discordia”.
-Heráclito reprocha al poeta que dijo:
“¡Ojalá se extinguiera la discordia de entre los dioses y los
hombres!”, a lo que responde: “Pues no habría armonía si no
hubiese agudo y grave, ni animales si no hubiera hembra y macho, que
están en oposición mutua”.
Y sobre todo, pongamos atención en las
siguientes palabras inmortales:
“Todas las entidades se mueven y nada
permanece estático”.
¿Qué hemos apreciado hasta ahora de
los tres autores en concordancia con las enseñanzas de Heráclito?
Que la historia se mueve, no es estática, no tiene final y surge del
choque de fuerzas opuestas. Salvo Hegel (Esto puede ser discutible),
nadie que se inspire auténticamente de Heráclito cree que habrá en
el final del camino un horizonte plano, bondadoso y duradero, sino
que este mundo es uno en constante lucha perenne. El
Nacionalsocialismo es la doctrina del futuro porque entiende el
pasado, entiende la historia como abierta y perpetua, a diferencia
del capitalismo y el comunismo, nosotros nunca concluiremos nuestra
labor de mejoramiento perpetuo, porque siempre estaremos en
movimiento.
El Nacionalsocialismo defiende al
Estado como la voluntad política de la Raza Aria y afirma que el
Estado se incluye en un sistema más amplio donde existen otras razas
y otros Estados en conflicto, cuyos intereses o se afirman o
desaparecen; nadie regala nada a nadie sin exigir nada a cambio, el
derecho internacional y los derechos humanos son un timo hipócrita
de engañabobos. Es un sistema para los desengañados que hemos
decidido madurar y no creer en Santa Claus es ideológicos, una
cosmovisión para los que aprecian la realidad como la lucha sin
cuartel que es. Nosotros creemos que la vida es un continuum
inexorable, cual flujo de un río, en el que sólo la voluntad
persistente y fanática es capaz de sostenerse pese al arrastre del
caudal.
Moralmente somos superiores al “infra
hombre” contemporáneo, esclavo de la materia y de las formas sin
fondo. Nuestra es la moral del amo, nosotros queremos dominar a la
materia con el espíritu voluntarioso de nuestro carácter y no que
ella nos someta mediante la técnica enajenadora. Somos un caso
aparte, un punto de inflexión en los acontecimientos, somos la Raza
que se asiste a sí misma como un fin, pues sólo en la perpetuación
inapelable de nuestra existencia es que somos más que carne al
convertirnos en unidad y propósito. Por lo tanto, el
Nacionalsocialismo no es un proyecto utópico, es realista, pero
suficientemente trascendental como para elevar al hombre más allá
del actual autómata orgánico por medio de la irresistible fuerza
que nuestra Raza esconde en su interior.
Aquellos que piensan que el
Nacionalsocialismo es un mero sistema político-económico y no la
cosmovisión verdadera del espíritu Ario la pervierten al
convertirla en un bien transferible a otras razas, como si se tratara
de capitalismo o comunismo. Esto es un craso error puesto que, visto
lo visto, ¿Qué otra raza sino la nuestra es capaz de ascender a
estas alturas? ¿Que otro pueblo sino el nuestro tiene en sí mismo
la fortaleza de carácter para encumbrar un Estado Nacionalsocialista
en toda regla? El Nacionalsocialismo es el único camino que no nos
engaña con dulces y caramelos, el único que nos dice que la
realidad está ahí para ser conquistada o perecer en el olvido de
las Eras, el Nacionalsocialismo promete sólo lucha, lucha y más
lucha; el Ario, y nadie más, acepta esto con estoicismo y amarga
alegría.
Luchemos pues, eternamente y gustosos,
por este mundo que le pertenece al apto y al audaz, con la velocidad
de una turbina, con la dureza de un tanque blindado, con el ardor de
un reactor de plasma, hasta que la vida se nos agote y no quede nada
sino la gloria alcanzada por ella."
Fuente: http://visionblanca88.blogspot.com/2012/10/filosofia-y-nacionalsocialismo.html
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