lunes, 29 de septiembre de 2014

Filosofía y NacionalSocialismo

"Trataremos al Nacionalsocialismo desde sus orígenes filosóficos someramente.
Empecemos por la interpretación histórica de Hegel. Nosotros tenemos una ideología que retoma puntos torales de los estudios del filósofo alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel en cuanto a la dialéctica de las ideas. Hegel, como muchos otros autores, estudio sobre todo el fenómeno de los Estados y de la dinámica interna de estos y la forma en que se relacionan con otros llegando a la notable conclusión de que los Estados son producto de fuerzas que existen en el interior de los pueblos y sus culturas, nosotros a eso le llamamos la Raza. Es conocida su teoría sobre la dialéctica idealista y su fórmula tesis-antítesis-síntesis, pero generalmente se le da un trato como si estas ideas y antítesis flotaran el éter sin correspondencia con la realidad práctica. Esto no podría ser más errado; Hegel fue un historiador sistémico, veía en los entresijos de las crónicas un sistema que apuntaba a la culminación última de los Estados como englobados del proceso dialéctico de los pueblos, para Hegel la historia culminaba en el Estado como ente colectivo (Que no colectivista).
Hasta aquí llegamos con Hegel y procedemos abordando a Friedrich Nietzsche, uno de los filósofos más complejos y controversiales del mundillo filosófico. El retoma a Hegel pero lo critica por su excesivo idealismo, para Nietzsche la historia consistía en un enfrentamiento moral entre lo dionisiaco-apolíneo y, en la dialéctica del amo y el esclavo, apuesta, a diferencia de Hegel, por los valores del amo, del conquistador, así pues, del Ario. Otro elemento que incluye Nietzsche Garcías a sus estudios de Arthur Schopenhauer, es la realidad como “voluntad y representación”, el hombre es quien a través de su voluntad produce la realidad que le rodea gracias a su voluntad de adquirir poder. Nietzsche abre la historia para aquel que la desee tomar, para el intrépido y el osado, en breve, para el “Sobre hombre” que no se doblega por la moral y costumbres de su época y que la traspasa con el poder en bruto de su voluntad hacia un nuevo estadio de la evolución. La historia para Nietzsche, por otro lado, es cíclica, esto es, con épocas de auge y decadencia siendo este último producto de la pérdida del amo de su voluntad por dominar de forma asertiva.

Hablando de evolución, es conveniente que ahora discurramos sobre el eminente biólogo inglés Charles Darwin, padre de la teoría de la evolución. Darwin vio en la naturaleza un sistema dinámico, en perpetuo movimiento y auto-organizado por la competencia y la selección. Las especies vienen y van, las que perduran son aquellas que se adaptan a las circunstancias del medio para preservar su herencia genética y legarla a las siguientes generaciones. La vida tiene una voluntad interna por perpetuarse pese a los obstáculos, y lo hace de forma automática, como si fuera un mandato interno o externo inapelable. La existencia, por ende, es y busca la manera de garantizar esta existencia hasta el final de los tiempos. ¿Por qué? El autor no nos entrega una respuesta definitiva, sólo nos señala que las cosas son así, porque así han sido y así serán. Otra cosa que anotar es que Darwin, a diferencia de los ególatras en boga de esta sociedad de pánfilos bien-pensantes, no apreciaba a la naturaleza como un sistema en afable equilibrio homeostático, sino como una lucha brutal a muerte por la preservación de la especie a toda costa, una batalla eterna por la conquista en un mundo cruel que no reconoce el derecho de nadie a existir como un imperativo categórico.
Después de esta somera relación de los tres caudales que alimentan la cosmovisión Nacionalsocialista queda aún establecer qué puede relacionarlos. La respuesta nos la dan nuestros amigos los griegos, como casi la totalidad de los casos, sobre todo en los pensadores pre-socráticos. Tendremos que remontarnos hasta el eminente Heráclito de Éfeso, conocido como el “Oscuro de Éfeso” no por la pigmentación de su piel sino por la forma en que este gran hombre vio la vida y el logos y por como la academia y los estudios tienen a esconderlo (Por algo será). Tanto Hegel, como Nietzsche y Darwin tienen en su pensamiento un origen común en Heráclito, lamentablemente no queda ningún legado escrito por el pues su cultura era todavía eminentemente oral y sólo se le conoce por referencias, sin embargo sirvan las siguientes citas como prueba fehaciente de lo que afirmo:
-“En los mismos ríos entramos y no entramos, (pues) somos y no somos (los mismos)”
-“La armonía invisible es mayor que la armonía visible”.
-“Ni aun recorriendo todo camino llegarás a encontrar los límites del alma; tan profundo logos tienes”.
-“Siendo el logos común, casi todos viven como si tuvieran un logos particular”.
-“Conviene saber que la guerra es común a todas las cosas y que la justicia es discordia”.
-Heráclito reprocha al poeta que dijo: “¡Ojalá se extinguiera la discordia de entre los dioses y los hombres!”, a lo que responde: “Pues no habría armonía si no hubiese agudo y grave, ni animales si no hubiera hembra y macho, que están en oposición mutua”.
Y sobre todo, pongamos atención en las siguientes palabras inmortales:

“Todas las entidades se mueven y nada permanece estático”.
¿Qué hemos apreciado hasta ahora de los tres autores en concordancia con las enseñanzas de Heráclito? Que la historia se mueve, no es estática, no tiene final y surge del choque de fuerzas opuestas. Salvo Hegel (Esto puede ser discutible), nadie que se inspire auténticamente de Heráclito cree que habrá en el final del camino un horizonte plano, bondadoso y duradero, sino que este mundo es uno en constante lucha perenne. El Nacionalsocialismo es la doctrina del futuro porque entiende el pasado, entiende la historia como abierta y perpetua, a diferencia del capitalismo y el comunismo, nosotros nunca concluiremos nuestra labor de mejoramiento perpetuo, porque siempre estaremos en movimiento.
El Nacionalsocialismo defiende al Estado como la voluntad política de la Raza Aria y afirma que el Estado se incluye en un sistema más amplio donde existen otras razas y otros Estados en conflicto, cuyos intereses o se afirman o desaparecen; nadie regala nada a nadie sin exigir nada a cambio, el derecho internacional y los derechos humanos son un timo hipócrita de engañabobos. Es un sistema para los desengañados que hemos decidido madurar y no creer en Santa Claus es ideológicos, una cosmovisión para los que aprecian la realidad como la lucha sin cuartel que es. Nosotros creemos que la vida es un continuum inexorable, cual flujo de un río, en el que sólo la voluntad persistente y fanática es capaz de sostenerse pese al arrastre del caudal.
Moralmente somos superiores al “infra hombre” contemporáneo, esclavo de la materia y de las formas sin fondo. Nuestra es la moral del amo, nosotros queremos dominar a la materia con el espíritu voluntarioso de nuestro carácter y no que ella nos someta mediante la técnica enajenadora. Somos un caso aparte, un punto de inflexión en los acontecimientos, somos la Raza que se asiste a sí misma como un fin, pues sólo en la perpetuación inapelable de nuestra existencia es que somos más que carne al convertirnos en unidad y propósito. Por lo tanto, el Nacionalsocialismo no es un proyecto utópico, es realista, pero suficientemente trascendental como para elevar al hombre más allá del actual autómata orgánico por medio de la irresistible fuerza que nuestra Raza esconde en su interior.
Aquellos que piensan que el Nacionalsocialismo es un mero sistema político-económico y no la cosmovisión verdadera del espíritu Ario la pervierten al convertirla en un bien transferible a otras razas, como si se tratara de capitalismo o comunismo. Esto es un craso error puesto que, visto lo visto, ¿Qué otra raza sino la nuestra es capaz de ascender a estas alturas? ¿Que otro pueblo sino el nuestro tiene en sí mismo la fortaleza de carácter para encumbrar un Estado Nacionalsocialista en toda regla? El Nacionalsocialismo es el único camino que no nos engaña con dulces y caramelos, el único que nos dice que la realidad está ahí para ser conquistada o perecer en el olvido de las Eras, el Nacionalsocialismo promete sólo lucha, lucha y más lucha; el Ario, y nadie más, acepta esto con estoicismo y amarga alegría.

Luchemos pues, eternamente y gustosos, por este mundo que le pertenece al apto y al audaz, con la velocidad de una turbina, con la dureza de un tanque blindado, con el ardor de un reactor de plasma, hasta que la vida se nos agote y no quede nada sino la gloria alcanzada por ella."


Fuente: http://visionblanca88.blogspot.com/2012/10/filosofia-y-nacionalsocialismo.html

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